«Mis Códigos son universales en la Gran Ceremonia de Reunión en la que Horus y yo concebimos por primera vez fue de tal explosión y resplandor energética que esparció los nuevos códigos de copulación y emparejamiento para los seres terrestres por todo el Planeta y la galaxia.
Fue un acontecimiento de pura luz y de pura expansión en la galaxia y el universo.
Las Almas Terrestres ya practicaban el sexo, la copulación, el parto, esto forma parte de su composición energética. Las Almas Celestes hasta ese momento de renovación, de adaptación, de integrar lo que yo llamo el regalo de la Tierra, la bendición terrestre, no practicamos el sexo físico, la concepción y el embarazo tal y como sucede en La Tierra.
Pero mi fascinación por la concepción, el embarazo y el parto de las hembras terrestres fue tal que lo quise experimentar y Horus y yo nos emparejamos de este modo para poder practicarlo. A su vez yo quise dar el regalo celeste a las Almas de la Tierra. Nosotros dimos nuevos códigos energéticos para los hombres y las mujeres de La Tierra, sobre el masculino y el femenino, para que pudieran dar un salto en su evolución vibracional. Ellos ahora experimentaron el placer, la unión, la ternura, el enamoramiento, la comprensión en definitiva el sexo por amor.
Antiguamente la copulación y la relación entre los dos sexos en la Tierra estaba marcada únicamente por una impronta biológica, física, de necesidad de perpetuar la especie y la capacidad de sentir era muy reducida, no existía un concepto del placer, ni del amor como lo experimentáis ahora.Estos nuevos códigos energéticos llegaron a todos los seres de la Tierra y tocaron sus estructuras energéticas, físicas y mentales.
Os explico esto porque como muchos habéis experimentado la sexualidad y el emparejamiento humano, es muy sofisticado en comparación con sus compañeros animales de La Tierra y es por esta razón, por la participación de las almas celestes y avanzados códigos espirituales que compartimos con esta especie terráquea.
Al llegar estos nuevos códigos y modificar la estructura energética humana, la estructura social también empezó a cambiar y a evolucionar tan rápido como la propia especie. Llegaría un nuevo orden social que recolocaria las posiciones, roles, interese y virtudes de hembras y machos en La Tierra. Durante un largo periodo en tiempo de La Tierra, Las Almas Terrestres y Celestes convivimos pero no nos mezclamos, a medida que las Almas Terrestres integraban nuevos códigos de amor, de sexualidad, socialización, de familia las almas de los dos tipos empezamos a estar más cerca. Llegó un punto en el empezamos a mezclarnos, a interactuar, la mitología de nuestros hermanos griegos reflejan con gran claridad esta mezcla o unión de Almas Terrestres y Celestes. Ellos, en sus leyendas cuentan como los Dioses a veces copulaban con los mortales y concebian semidioses con poderes…Son leyendas y cuentos que cuentan con mucha sencillez como fue la evolución de la participación de las almas con distintos orígenes en La Tierra.
Las Almas Celestes en un momento en el que la especie humana había evolucionado lo suficiente para sostener nuestra estructura energética, decidimos encarnar y vivir plenamente la experiencia en la Tierra como un Alma Terrestre y así decidimos dejar de descender a la Tierra de manera directa para poder encarnar de durante la concepción y experimentar con mayor plenitud la experiencia terrena.
Ahora mismo en la Tierra hay personas cuya Alma es de origen Terrestre y o cuya Alma es de origen Celeste y que llevan muchas vidas en el juego de la encarnación y participación del juego de experiencias en La Tierra.
Con respecto al sexo, todos los seres humanos sin importar el origen del de su alma en la vida que están experimentando, tienen ambos códigos e improntas, la originaria terrestre y la secundaria (porque llegó después) celeste, estas improntas, estos códigos están en la estructura energética de toda la raza humana que se activen o experimenten en mayor o menor medida unos códigos o improntas u otros depende de muchos factores.
El juego de la reencarnación comenzó en La Tierra como un hermoso y avanzado sistema de evolución de las Almas Terrestres. La Tierra, desprendió chispas de luz, Almas, chispas de conciencia de su propia estructura, de su propia esencia y estas chispas, estas Almas en su creación iniciaron la evolución de los reinos terrestres, las especies…en su dimensión de espacio tiempo concreto, cohabitando con Almas Celestes en la Tierra que vivían en su dimensión de espacio tiempo.
Algunas Almas Celestes fascinadas por este perfecto diseño de experiencia y evolución totalmente nuevo y original en el Universo, sintieron admiración e interés por participar y experimentar la evolución de las Almas Terrestres y decidieron buscar la manera de poder participar.
Buda fue un alma de origen Celeste ejemplar que integró la experiencia terrestre de un modo hermoso y maravilloso con gran facilidad, incluso trascendiendo el juego de la reencarnación compartiendo valiosos códigos para las Almas Terrestres.
Jesús el Cristo fue un Alma Celeste maravillosa que vino a traer nuevos códigos a la Tierra sin participar como Buda del sofisticado juego de la evolución y reencarnación terrenal. Él fue concebido por un Alma Terrestre y un Alma Celestes fuera del juego de la reencarnación y fue dedicando todo su vida a la preparación y expansión de estos códigos celestes sobre la hermandad, el amor, y el sacrificio, también perdón y la familia.Tras la expansión de mis códigos las mujeres de la tierra sufrieron una gran evolución en su estructura energética.
Algunos participantes de la Tierra se centraron en los Códigos liberados de mi Unión con Horus en lo que vosotros entendéis como tantra, ellos se fascinaron por el placer del cuerpo como puerta y camino para la evolución espiritual y dedicaron sus existencias al refinamiento y disfrute de los cuerpos, los códigos de placer. Participando primero solo las Almas Celestes para después integrar también Almas Terrestres. Ahora es importante recuperar algunos de estos códigos porque La Tierra y la especie humana está en el punto, en el umbral de un nuevo salto evolutivo, ha sido tal la integración de Almas Celestes en la Tierra, en el juego de la encarnación que la vibración sube y sube. En un momento de la historia lo que conoceis como la época oscura, se cree que hubo mucho mal y confusión en La Tierra, esto fue necesario y tiene una explicación concreta.
Primero en La Tierra había Almas Terrestres y Almas Celestes que cohabitaban. Las Almas Celestes con su sola presencia y frecuencia energética generaban una vibración determinada y “elevada en La Tierra” Las Almas Terrestres fueron evolucionando y adquiriendo conocimientos de las Almas Celestes y poco a poco Las Almas Celestes dejaron de habitar en La Tierra y su luz dejó de brillar. Ahora Las Almas Celestes encarnarían, entraron en “la oscuridad” “La Época Oscura” ellos no recordarían nada al encarnar. Ahora cada vez más la evolución de la especie humana, puede contener Almas Terrestres sin que se pierdan en la impronta solo física, solo animal y puede contener Almas Celestes sin que se pierdan en la oscuridad del olvido. La composición energética y física puede contener a las lamas con mayor transparencia y permitiendo que todos ellos sin importar su procedencia vivan la experiencia terrena recordando su Esencia Divina.
Mis códigos, Los Códigos de Hathor para La Maestría Femenina en La Tierra, se dieron, se compartieron, se entendieron, se vivieron y disfrutaron. Esto dio a todas las mujeres en La Tierra gran satisfacción y evolución a la especie humana, fue el momento del Matriarcado, La Mujer fue Reina y Señora de su casa, de su hogar, de su cuerpo, ella dirigió y nutrió a la especie. Los hombres integraron también Los Códigos de Horus en su devoción hacia mi, hacia mi felicidad y hacia mi Devoción. Vivimos en Armonía. Hasta que un nuevo ciclo en busca del poder de los Dioses llegó a La Tierra y especialmente, los machos terrestres empezaron una época de discernimiento y adiestramiento de si mismos que ha durado mucho tiempo.
Ésto surgió con la retirada de las Almas Celestes y la participación de otro tipo de Almas en la especie humana. Muchos tipos de Almas en el Universo se sienten atraídos por la singularidad de los humanos y de la experiencia terrena y muchas Almas quieren participar dejando su impronta, compartiendo sus códigos de sabiduría, sus códigos de experiencia, sus códigos energéticos.
Yo y mis hermanos compartimos los nuestros y en un compromiso de amor con las Almas Terrestres acordamos participar en la evolución de La Tierra»
Hathor
Rebeca Lacasa
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